Suele ir en bandada con sus congéneres y con otros paros, como carboneros y herrerillos, de los que se diferencia por su larga cola.
También resulta diferenciador ese piquito de piñón que tiene.
Difícil de fotografiar por su movimiento continuo, inquieto, en grupo y de un árbol a otro, pero lo delata su reclamo continuo y ruidoso y su inconfundible silueta.
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