Antes se le conocía como ruiseñor bastardo, frecuente en el río Esgueva, pero mas oído que visto, porque permanece casi todo el tiempo escondido entre la vegetación del cauce del río y desde un posadero, fuera de la vista exterior, replica su canto.
Ademas de ser discreto en su comportamiento también lo es en su apariencia, pájaro de color pardo con colores tenues y pocas marcas significativas, por eso la mejor forma de descubrir su presencia es el canto.
Como rasgos diferenciadores, aunque es difícil encontrarlos, se puede citar la pequeña mancha que tiene en los carrillos debajo de los ojos o la cola ancha y redondeada que a menudo levanta y despliega cuando trepa entre los carrizos.
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