Tiene un aspecto muy simpático, rechoncho con ojos muy grandes y amarillos y con unas cejas inclinadas hacia el pico que dan un aspecto de ceño fruncido.
Se le puede ver prácticamente en cualquier lugar del término municipal, desde el páramo hasta las mismas casas del pueblo, como en estas fotos en los tejados de las naves.
Parece que se mimetiza con el color de las tapias y cubiertas; en la siguiente una pareja de mochuelos comparte alerón:
O en las chimeneas de las casas, donde ha llegado mediante su particular vuelo ondulado provocado porque en pleno vuelo repliega las alas convirtiéndose en una especie de bala o torpedo; esa forma de volar lo diferencia de cualquier otra ave.
Aunque se trata de un ave nocturna, no es complicado verlo activo al atardecer, incluso antes. Su redonda silueta lo delata en la penumbra.
Los nidos de los mochuelos ocupan oquedades tanto naturales, como artificiales (creadas por el hombre). En el siguiente caso aprovecha el hueco existente entre dos pacas hacinadas.
También tienen preferencia por anidar en los majanos, montones de piedras calizas amontonados en el borde de las parcelas de los cultivos o en terrenos improductivos, como en la siguiente foto de un pollo volandero en un majano junto a una carrasca, en el páramo de la Desesperada.
Otro pollo, hermano del anterior, se estira y encoge sobre una piedra, movimiento muy rápido que realiza siempre que esta nervioso y que en este caso es un signo inequívoco de que me ha descubierto fotografiándolo:
En estas otras fotos un mochuelo espera sus presas (ratones, lagartijas e insectos) desde un posadero formado por pales apilados, al fondo se puede ver la vegetación del río Esgueva, por donde discurre el Sendero Verde.
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