En primavera, después de un chaparrón típico de tormenta, el pardillo suele posarse en una rama o posadero visible y entonar su melodioso canto, sin esperar a que desparezca el color gris plomizo del cielo:
Precisamente en esa época se hace visible el rasgo más característico de los individuos masculinos, el pecho y la frente roja, pero no es un rojo continuo en las plumas de esas zonas, sino que parece como si le hubiesen pintado superficialmente con un pincel de color bermellón intenso.
Las hembras son similares a los machos pero sin esas manchas tan distintivas. A cambio, machos y hembras tienen una zona blanca en las alas y la parte exterior de la cola también blanca. En la siguiente captura se pueden apreciar las diferencias entre ambos sexos:
Los jóvenes son similares a las hembras, en la siguiente fotografía se ve a uno posado en un rastrojo de colza.
Los individuos mucho más inmaduros, los pollos, se acurrucan en su nido situado en arbustos, con frecuencia en parques y jardines; en el presente caso un pollito se asoma en un nido hecho entre aligustres.
El pico ancho del pardillo delata que su alimentación se basa en semillas, tanto de plantas cultivadas, como la colza (sobre la que muestran predilección):
Como de plantas silvestres, en cuyo caso le son apetecibles también las flores y los brotes tiernos:
Pero también los insectos forman parte de su alimentación:
Muy asociados a ambientes humanizados y muy cotizados por los pajareros que los capturan por su canto. Así que no es raro verles posados en construcciones o instalaciones agrarias o rurales, como por ejemplo en los pivots de riego:
En invierno se reúnen en grupos muy numerosos, a veces en compañía de otras especies, como los trigueros, siendo difícil distinguirlos.
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