Una de la tres palomas que se pueden ver en Villarmentero, seguramente la menos común, solo presente en otoño e invierno procedente de migraciones del centro de Europa o de individuos sedentarios que realizan movimientos invernales.
Bajo las citadas circunstancias, suele ser vista alimentándose de granos en el suelo, en un camino o en una rastrojera de algún trigo o cebada, como en la siguiente imagen. De hecho recorre grandes distancias para alimentarse.
Se diferencia de las palomas torcaces y bravías, en que tiene el cuerpo un color gris azulado, pecho rojo vinoso y el cuello una gran mancha verde claro con irisaciones, aunque esta ultima característica los individuos jóvenes no la tienen; más de cerca se puede observar como tiene los ojos negros.
Carece de la manchas blancas que caracterizan a otras especies, en el cuello en el caso de la torcaz y de la situada en el obispillo en la paloma bravía.
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